Por: Naile Figuera
Nunca será suficiente escribir sobre el 13A por las implicaciones que tuvo en el cambio
de la historia contemporánea de Venezuela.
Un grupo nutrido de camaradas de la FSBTT del sector Universitario, entre otros sectores,
fuimos testigos de excepción de esos memorables hechos históricos. Nos sentimos profundamente orgullosos de haber sido sus protagonistas de primera línea, lo que nos otorga el pequeño aval moral necesario para hacer esta reseña. Si algo tiene un pueblo de
reserva es la intuición, a veces se cree que sólo se debe poseer conciencia crítica y a la larga, ésta no es suficiente, ya que es la intuición la que despierta en el ser humano los signos de que algo bueno o grave está por suceder.
Desde el 8 de Abril el pueblo empezó a percibir con agudeza que se estaba cocinando un
plan para desalojar al líder que representa el interés del pueblo, esto hizo que –de manera espontánea-iniciara una vigilia permanente en las adyacencias de Miraflores hasta presenciar, indefenso, los terribles acontecimientos que pusieron fin, el 11 de Abril, al sueño colectivo de ese pueblo. A partir del viernes 12 y su consolidación el 13, hubo un protagonismo histórico del pueblo jamás registrado en los anales de la historia republicana: éste se volcó a las calles en rebelión popular contra el régimen de facto. Nunca en el pasado venezolano un gobierno de fuerza había sido echado del poder gracias a la contundente presión popular y el apoyo de un grueso sector de la Fuerza
Armada.
El 13 de abril el pueblo caraqueño fundamentalmente, y el de otras ciudades importantes
del país, demostrando el nivel de conciencia revolucionaria alcanzado y puesto de manifiesto en la movilización espontánea hacia el palacio de Miraflores y bases militares,
clamó la restitución de Chávez como Presidente constitucional de los venezolanos, bajo los lemas “No ha renunciado, lo tienen secuestrado” y “Queremos a Chávez”. En forma masiva colmó las calles a exigir la caída del dictador Carmona y tomó sabiamente los centros de poder militar venezolanos, emplazándolos a pronunciarse en favor de la constitucionalidad y a favor de la vida. Las barriadas caraqueñas de El Valle, Petare,
23 de Enero, Caricuao, Catia y otras, así como un sector de los militares patriotas, actuaron
contra el alto mando militar que 48 horas antes había derrocado a Chávez y desalojó del Palacio de Gobierno a Pedro Carmona, derrotando así, al nacer, a la dictadura fascista de la derecha venezolana y sus grupos económicos de dominación. Ese día, la democracia fue rehabilitada por la marea popular que demandaba y exigía a costa de su vida y con la Constitución en mano, respeto a su designio plasmado en distintos eventos electorales.
Nuestro ayer no registra mayor muestra de ciudadanía, madurez republicana y defensa de los logros alcanzados.
El 13A fue la ocasión cuando el pueblo expresó, a través de un hecho constituyente sin
precedentes, que lo construido por su voluntad no iba a ser destruido por la fuerza; se reasumió la voluntad colectiva y hoy se observa un fortalecimiento de esa voluntad popular y de la democracia, pues el protagonismo construye historia a partir de esos sucesos de
Abril del 2002 y los días posteriores que todavía no terminan, 13 de Abril del 2002
Victoria Popular de un Pueblo Rebelde TODO 11 TIENE SU 13 LA FUERZA 4 Trabajo Especial
sucedieron hechos de vital importancia que a la luz de esos acontecimientos, colocaron sobre el tapete la visión de dos tesis sociales, el accionar de una clase social contra otra. No es casualidad la auto denominación de “Sociedad Civil”, donde se desarrolla la tesis de los más aptos, los mejores preparados y mejores educados para llevar las riendas del país y se califica al otro sector social; lumpen, hordas, desdentados y borrachitos de esquinas,
quienes solamente sirven para el trabajo manual, el de las fábricas, el de la esclavitud y no
el trabajo del pensamiento, eso está vedado para los sectores populares.
Allí se puso de manifiesto, aunque aún se encuentra en la superficie de la realidad venezolana, la intensa lucha de clases que se libró en ese momento y que aún se libra. Esta premisa es siempre refutada por la derecha, la cual se empeña en vociferar que los enfrentamientos son sólo el producto del discurso del Presidente y no la consecuencia de
una lucha de clases en ciernes, donde la masa desposeída se encontraba transparentada hasta ese momento. Esa lucha de clases ha tomado expresiones globales y se evidencia en el enfrentamiento que se sucede entre las pobladas de marginados sociales, que salieron
a la calle el 13 de abril a reponer a su Presidente y a la "democracia y los sectores de la población pudiente de la sociedad civil”. El pueblo perteneciente al sector social económicamente más necesitado se convirtió y se constituyó así, en el máximo
defensor de la constitucionalidad.

El 13 de Abril fue la respuesta de la tesis Bolivariana, de la tesis Revolucionaria y estará presente hasta que logremos cerrar el ciclo histórico de emancipación que no ha culminado. Allí está la lectura clara de las dos tesis en su accionar. La tesis del “horror,
la exclusión y la muerte” pregonada por las figuras preponderantes de la “Sociedad Civil” y la tesis Bolivariana de la vida, de la igualdad social y la inclusión. Nadie, inclusive ese sector de clase media, que cree no sentirse aludido, podrá escapar del horror del fascismo venezolano, si éste llegase a hacerse con el poder, pues el odio del fascismo no discrimina.
Nos esperan otras batallas en el futuro frente a un gobierno estadounidense agresivo. El imperialismo norteamericano tuvo un papel preponderante en esos acontecimientos; el día 11 de abril con la intermediación de grandes sumas de dinero y conciencias militares compradas, con respaldo tecnológico satelital para controlar las comunicaciones e imponer su política mediática de desmoralización, guerra psicológica y desinformación, para consolidar el golpe de estado ya planificado. Muchos de los pronunciamientos militares, previamente editados, están a la espera de la orden de Washington para proceder
a un nuevo golpe con la complicidad de un oposicionismo disociado e intransigente que
trata de repetir, a toda costa, aquella experiencia fascista de hace ocho años. Es posible que ambos elementos vuelvan a conjugarse para tratar de acabar con el proceso revolucionario en vía de desarrollo, asimilando la experiencia fallida del 11 de abril y
a la victoria obtenida por ellos en Honduras, gracias a las fuerzas de tareas montadas por la CIA en nuestro país.
Por tanto, los revolucionarios estamos obligados a prevenir acontecimientos similares. En
este sentido, se debe incentivar la formación socialista y revolucionaria de los sectores populares, incluyendo su preparación militar, porque no se puede dejar todo en manos de las instituciones públicas, muchas de ellas penetradas hoy por reformistas y opositores que nunca acompañarán la profundización del proceso revolucionario. De igual manera, es imprescindible reforzar el papel protagónico y participativo que ha estado asumiendo
el pueblo, con la finalidad de que el poder y la toma de decisiones le sean transferidas, ampliando aún más el precepto constitucional de la soberanía y, por supuesto, definiendo y estableciendo lo que serán las bases firmes del proyecto socialista.
“El camino es duro, muy duro, pero es el camino”
Comandante Argimiro Gabaldón
Descarga: Periódico digital - LA FUERZA 23 pdf



No hay comentarios:
Publicar un comentario