Talibanes Unios....

domingo, 31 de octubre de 2010

NOS LLEGÓ LA HORA

Por: Darío Botero Pérez

Hazañas de potentados
Tanta demagogia de Obama ya es insoportable. Sus ridículas amenazas a la BP, sin fundamentos legales, no pasan de ser bravuconadas dirigidas a entretener y engañar a la galería mientras la reconocida petrolera sigue agudizando y extendiendo el daño.

Pronto, las consecuencias afectarán a los fondos de pensiones que han depositado los ahorros de tantos ilusos en la poderosa multinacional, lo cual agudizará la crisis económica que buscan remediar causando situaciones peores, y cuya gran panacea sería la guerra.

Mientras tanto, lo que la humanidad exige es que los pozos sean tapados inmediatamente. Pero el moreno falaz sigue esperando que los potentados resuelvan a ver cuándo les conviene parar la “petroleorragia” mortal, pero les hala las orejas en público para aparentar autoridad, ¡qué títere tan avispado!

Extrañamente, como que para esos ricos pozos no opera la famosa ley de gravedad. Tal vez por tan raro comportamiento, no usan moles pesadas que se hundan en las profundidades, venzan la presión del poderoso chorro y, por mero aglutinamiento, terminen por cubrir las generosas bocas, que luego se procedería a sellar con ese concreto que se seca en el agua.

Son delirios de sentido común, que los “expertos” desprecian. Los experimentados sabios al servicio de la multinacional prefirieron lograr ese efecto de tapón empleando pelotas de golf, cemento y lodo. ¡Qué genios!

Eso nos pasa por no graduarnos en Harvard. Seguimos pensando como seres inteligentes, aunque prudentes, lo cual es incompatible con la ideología neoliberal que le permite a tanto idiota bien aforado ascender a las cumbres del reconocimiento universal.

Al menos, podemos abonarles el esfuerzo y ciertas señales de preocupación. No dejan de ser conmovedoras aunque brillen por su falsedad.

Desde luego, también debemos agradecerles las buenas intenciones mientras esperamos a ver qué otra buena idea se les ocurre para aplazar la evidente solución, la que es clara, simple y ágil para todos, menos para los genios de la BP y para Obama.

De todos modos, a uno, como lego, le sigue pareciendo que, de haber un interés verdadero en solucionar el problema, en pocas horas sería posible tapar las bocas que llevan 60 días aumentando el increíble, injustificado e imperdonable daño.

Pero a los enemigos objetivos de la vida, su evidente incapacidad los induce a considerar como solución su pretensión de seguir extrayendo petróleo en vez de tapar los pozos, clausurándolos definitivamente.

Como lo que no pueden recuperar les toca resignarse a perderlo, viendo como contamina las aguas, la última solución que se les ocurrió ya ni siquiera intenta almacenarlo, pues excede sus capacidades.

Su genialidad indiscutible los ha inspirado para quemar el que llegue a la superficie, para que no se disemine, como hasta ahora. Todavía no han comprendido que la única solución es obturar las bocas. ¡Pero ahí van!

Los genios no se apuran. El estrés les impediría hallar sus remedios sorprendentes, que nada remedian pero sí agravan o generan problemas, lo que lleva a los mortales del común a confundirlos con imbéciles. ¡Cosas de la plebe!

La imponderable propuesta corrobora lo que desde el 20 de abril quedó plenamente demostrado: que los potentados son estúpidos insensibles, idiotizados por el dinero y enceguecidos por la codicia.

Ahora pretenden establecer una fuente adicional y permanente de contaminación atmosférica, que envenenará el aire hasta que los señores de la BP lo deseen.

Es inevitable, si no cambiamos los paradigmas del poder a nivel mundial. Se trata de algo tan urgente como difícil, mientras las mayorías sigan dormidas o hasta aplaudiendo a los anticristos afanados por cumplir sus profecías apocalípticas.

Para tranquilidad de los incondicionales de los potentados, la genial idea de la quema, por fortuna e increíblemente, no conllevó consecuencias funestas ni accidentes vaso-cerebrales ni de otra índole a quienes la concibieron tras mucho cavilar, lo cual debe llenarnos de alegría, pues garantiza que los depredadores gozan de buena salud y podrán continuar sus crímenes sin demora, mientras no haya nadie decente que se les oponga.

Posible manifestación de dignidad
Pero, como soñar no cuesta nada, si nos manifestamos masivamente podríamos evitar que anticipen el fin del mundo. En cambio, de dejar que los potentados prevalezcan, contribuiríamos a frustrar a los profetas que lo fijaron para el 21 de diciembre de 2012.

Posiblemente lo lograrán porque, hasta ahora, nuestras generaciones han demostrado ser suficientemente pusilánimes, y estar bastante alienadas, lo cual nos insensibiliza, como lo desean los potentados, tan generosos en la investigación de técnicas de control mental, y tan apegados a sus fortunas.

Su última genialidad complementa el uso de sustancias químicas para disolver el espeso crudo. Esta solución conlleva que peces y animales marinos, de todas las especies y en todos los océanos, agreguen nuevos componentes a su respiración acuática tanto como a su dieta alimenticia. Quizás hasta pasen como condimentos que mejoran el sabor de lo que suelen comer.

Desde luego, aquellos humanos acostumbrados a la comida de mar también disfrutarán de los maravillosos efectos, que pueden ayudarles a deteriorar y hasta reducir sus existencias como votantes y lacayos, incondicionales y descerebrados, pero muy fieles.

Al menos, sacrificarse por sus amos es el anhelo natural de cualquier ser vivo, según los criterios de los superiores que nos han gobernado durante toda la Historia, de modo que nos están dando generosamente lo que creemos merecernos. ¿No lo crees?

Debe ser lo mejor porque proviene de los tradicionales salvadores, los legítimos dueños del saber, la autoridad y el poder, los inefables potentados, tan imprescindibles y útiles para que la vileza prevalezca en las relaciones humanas.

Si nadie se les opone, la Nueva Era no pasará de ser una quimera, pues todos desapareceremos con la moribunda Historia.

Por eso, los potentados de la BP y su títere de la Casa Blanca, nos han distraído abusivamente, tratándonos como imbéciles con sus recurrentes fracasos, que nos anunciaban de antemano que lo serían, pues su objetivo siempre ha sido recuperar el petróleo.

En casi nada los molesta, mortifica o preocupa el “daño colateral”. Están seguros que lo superarán con dinero, pues todo el mundo se vende, al menos en su “mundo” de potentados, tan ajeno al de las personas valiosas.

Su miserable ídolo les impide entender que el dinero no es más que una convención que pronto cambiaremos; pero que los daños a la naturaleza son reales e invaluables.

Ni con todo el oro del mundo los enmendarían; mucho menos con unos devaluados papeles que nada valen y en los que pronto la gente dejará de creer, pues la crisis es muy sería y apenas está empezando a manifestarse, a pesar de lo que opinen los idiotas de las bolsas de valores, meros oficiantes de la absurda y mortal doctrina del neoliberalismo.

Pero sí es el colmo del cinismo afirmar que en agosto encontrarán la solución definitiva. Aunque también nos advierten que es mejor que no nos hagamos muchas ilusiones porque pueden resolver que los chorros del combustible sigan saliendo a borbotones imparables siquiera hasta diciembre o más allá, pues la veta parece enorme e inagotable. Precisamente por eso la aprecian tanto y no se deciden a obturarla.

Mientras tanto, con sus avanzadas máquinas y sus sabios ingenieros, habrán hallado la manera de no perder tanta materia prima (commoditiy), pues su comercialización les suministrará suficiente dinero para callar a todo el que se sienta afectado o tenga poder para denunciarlos.

Todos somos (o así nos consideran, sin lugar a dudas) commodities cuyos precios están sujetos a los vaivenes del mercado. Por tanto, en el peor de los casos tendrían que desembolsar más de lo que han calculado. Al menos mientras compran a los más escandalosos. A los más calmados pueden engañarlos o ponerlos a esperar hasta que San Juan agache el dedo, lo cual puede ser pronto en estas épocas de Apocalipsis.

Así son. El dinero y el poder los han insensibilizado y embrutecido totalmente.

Afortunadamente, todos lo estamos viendo, de modo que no pueden eludir las acusaciones ni culpar a otros (comunistas, ateos, terroristas, drogadictos o cualquiera) e insistir en que el capitalismo es la cima del progreso y la máxima altura posible para la especie humana.

Por lo demás, sus modelos sociales y económicos (neoliberalismo y discípulos, como los BRIC), se han diseñados para el lucro de unos pocos a cuenta de la miseria de las mayorías, que se desperdician mientras el sistema las convierte en guiñapos, cuando no logran sustraerse a su nocivo influjo y desarrollarse al margen, con dignidad.

Por esa razón de degeneración del modelo imperante, les parece que la población humana es demasiado abundante. Sobre todo, les estorban los millones de pobres producidos por las estructuras económicas imperantes.

Desde luego, éstas son inamovibles, pero gente sí se puede suprimir por cantidades. ¡Esperen a que cuajen los planes de guerra mundial para que vean!

Cristo predicaba que “el que tenga ojos para ver, que vea; y el que tenga oídos para oír, que oiga”.

Pero se pregunta uno si las generaciones actuales son ciegas y sordas; si nada real las conmueve; si la realidad virtual, la fantasía, el espectáculo, los sermones y las manipulaciones de los medios de comunicación, les impiden percibir la “realidad real” que nos está matando.

De todos modos, hay una vanguardia digna que sí ve y sí oye, y de la cual hace parte el destacado José Saramago, fallecido este 18 de junio.

En su honor, la humanidad entera debe exigir que su cadáver se conserve en “capilla ardiente” hasta que la BP y el gobierno de USA obturen definitivamente los criminales pozos.

Dicha campaña puede marcar el cambio radical que exige la Nueva Era.

Ésta nos garantiza que todos seremos dignos, dispondremos de todo lo necesario, y protegeremos la naturaleza como el deber más sagrado de nuestra especie animal.

Mientras tanto, las máquinas, adecuadamente programadas, se encargarán de producir los bienes de uso y todos los embelecos que se nos ocurran, pero mediante procedimientos limpios, respetuosos del medio ambiente, sin perjudicar a nadie y sin producir basura de ninguna especie (sólida, liquida o gaseosa), ni ganancias para ningún potentado ni mercader.

La cómoda vileza
De lo contrario, sigamos destruyendo el mundo y renunciando a la ciencia y la técnica que nos permitirían una relación amable y próspera con él. Los intereses de los potentados deben prevalecer. Al menos, eso aseguran los potentados y sus lacayos.

Si les seguimos haciendo caso, debemos defender la Historia y los privilegios de los “superiores” intocables y sagrados.

Apoyemos su proyecto de acabar con el mundo, para ver cuál alcanza a reunir la fortuna más grande, de modo que pueda afirmar que hizo la máxima contribución o aportación al caos definitivo, antes de partir para los infiernos en gallada, patota, gavilla; en comunidad, en fin.

Por ahora, la victoria de la BP es innegable y admirable. Ya superó las expectativas creadas por la Union Carbide, con sus cientos de miles de muertos y sus aún más abundantes víctimas sobrevivientes.

La razón es que el efecto del veneno en Bophal desapareció más rápido que las cargas tóxicas que está produciendo la petrolera a pasos agigantados y con ámbito universal.

Mientras las aguas envenenadas llegan a todos los mares, el hollín de las enormes hogueras se les adelantará, envenenando el aire, que se mueve más rápido y todos nos vemos obligados a respirarlo, aunque no vivamos a la orilla del mar.

Además, saben que nadie tiene poder para sancionarlos o evitar que su crimen continúe al ritmo que quieran imponerle, sin consideraciones ajenas a los intereses del poderoso emporio petrolero.

Están convencidos de que pueden hacer lo que se les antoje. Además, con el equipo de genios de todo orden que han vinculado a su emporio transnacional, no les será difícil mantener distraídas a las mayorías, alejadas de la realidad e indiferentes al problema.

Si las cosas se ponen difíciles, una pedida oportuna de disculpas adobada con promesas de ríos de leche y miel deberá acallar todas las protestas, impidiendo que los afectados abran los ojos, o cerrándoselos a los que ya están despabilándose.

Quizás con el Mundial de Fútbol tengan asegurado un oasis de tranquilidad que distraerá a todo el mundo mientras le restan gravedad al hecho cumplido.

Cuando termine la justa deportiva ya no se verá tan grave la aterradora catástrofe, pues la gente habrá de acostumbrarse a la cotidianidad del derrame, sobre todo si los planes de guerra avanzan al ritmo previsto, simplemente porque una vez declarada la guerra, el grave derrame será una nimiedad, y los conservacionistas, casi que tontos antipatriotas.

Así, la BP recuperará su autonomía soberana, de modo que podrá manejar la catástrofe a su gusto y conveniencia, sin las molestas intervenciones externas de los ecologistas y otros anormales, envidiosos de los potentados porque son incapaces de alcanzar sus alturas.

La cuestión depende de que las mayorías sigan apáticas a esos asuntos, que hablen de los partidos del mundial y callen sobre la tragedia.

Como resultado, se podrá prolongar la agonía de la Historia y aplazar o hasta frustrar el imperio de la Nueva Era.

Es una lástima porque nos podría reivindicar a todos como seres iguales y no como lacayos de los que logran acumular fortunas y poder que usan para auto erigirse como “autoridades”, a veces legalizadas mediante farsas electorales, como las de Ahmedineyad en Irán y Karzai en Afganistán, en 2009, o como la que va a elegir a Juan Manuel Santos como presidente de la república mafiosa y neoliberal, este 20 de junio

Estertores de agonía
Tanta negligencia puede interpretarse como un grito desesperado y ensordecedor de los potentados clamando para que los sepultemos, pues a ellos mismos les queda difícil hacerlo.

Eso sí, si no los enterramos, en poco tiempo acabarán con todo, pues ya su doblemente centenaria campaña de exterminio va bastante adelantada y queda relativamente poco por depredar, contaminar, destruir y saquear. Pero la exploración espacial puede que les ofrezca otro planeta hermoso para que lo envilezcan, si es que la humanidad sigue siendo tan buena (crédula, ingenua y manipulable y estúpida la consideran ellos).

No obstante, estos impostores son tan soberanamente estúpidos, y están tan alienados, alejados del fomento de la vida y dedicados a destruirla lo más pronto posible, que creen que con plata comprarán todas las conciencias y callarán todas las críticas.

Su fetichismo ha llegado al extremo. Nada valioso les parece interesante, sólo lo costoso los impresiona y les hace creer que, efectivamente, son gente superior, muy distinta a los desplatados, tan abundantes y muertos de hambre y enfermedades.

Suponen que un fondo de 20.000 millones de dólares -que constituirán lentamente para no afectar las finanzas de la importante petrolera, como tuvo la gallardía de ofrecerles Obama, después de regañarlos en público para guardar las apariencias, que todavía convencen a tanto cándido- solucionará todos los desastres que han causado y siguen causando a un ritmo infernal.

Pretenden ignorar que sus crímenes reclaman sanciones penales, ineludibles y severas, que sean ejemplares; en vez de indemnizaciones y golpes de pecho, tan estériles como hipócritas.

Soluciones existentes contra engaños evidentes
Obama, en representación de todos los potentados, sus amos, se burla de la humanidad prometiendo desarrollos y apoyos a la investigación de energías limpias, parte del mismo cuento que le permitió convencer gente buena y ganarse la presidencia.

Es un propósito seductor, pues las mayorías aspiramos a vivir bien, en paz y armonía, sin el estrés que caracteriza a las sociedades fundadas en el egoísmo primitivo que les facilita a los más desalmados posar de superiores.

Pero es una burla deliberada porque tales desarrollos y conquistas ya existen hace varios lustros, de modo que basta sacarlos de las gavetas y devolverles su vigencia reconociéndoles toda su importancia y su poder regenerador.

No obstante, el efecto sobre las economías y los potentados que basan su grandeza en explotar el fluido oleoso y destruir la naturaleza, sería muy nocivo para los intereses de tales depredadores. Por eso no tienen inconveniente en sancionar y ocultar esas soluciones tan maravillosas.

Lo evidente es que los potentados mandan, y entre ellos se destacan los petroleros engrandecidos con el modelo T de la Ford. Desde entonces, están comprometidos con el venenoso combustible que el inolvidable Henry eligió para sus vehículos, sin consideraciones con la vida y el medio ambiente.

Es que el consumo de combustibles fósiles es culpable directo de la contaminación de las aguas, la tierra y el aire. Sus efectos atacan las formas de vida en muchos ambientes durante períodos exageradamente largos.

Su nociva hegemonía la han consolidado con toda clase de crímenes. De ella son expresiones concretas las guerras de invasión y saqueo contra Afganistán e Irak, que quieren replicar en Colombia con la ocupación de siete bases militares, autorizada inconstitucionalmente por el dictador Álvaro Uribe Vélez.

Trapitos al sol
Sin duda, “su gobierno es un asco”, como lo vino a reconocer, el 16 de mayo, César Gaviria Trujillo. Por fortuna, ya llega a su final, lo cual complace a la humanidad decente tanto como a Gaviria.

El pereirano sabe muy bien lo que dice, pues, sin pertenecer a los criollos que heredaron el poder de los colonialistas europeos, tampoco es ningún aparecido en la politiquería, la corrupción y el clientelismo. Por ende, descalificarlo como terrorista o aliado de Pérez Esquivel y el Washington Post para atacar a Uribe, parece desproporcionado y poco creíble, de modo que no han podido descalificaro con un recurso tan burdo y gastado.

Ni un retrasado mental lo admitiría, de modo que los furibistas que -al contrario de sus mayorías conformadas por delincuentes reconocidos-, no son narcotraficantes, ni paramilitares, ni parapolíticos, sino ciudadanos decentes aterrados con los actos de las guerrillas; posiblemente reflexionarán y entenderán que han sido engañados y utilizados miserablemente, gracias al esfuerzo de los medios de comunicación por presentar cubierto de teflón al domador, como una reedición del Salvador de Colombia, más grande que el mismo Libertador.

De hecho, César Gaviria Trujillo se subordinó a Pablo Escobar Gaviria para que el capo inescrupuloso admitiese ser detenido. Pero después, cuando se le escapó de la Catedral, se alió con los Pepes (perseguidos por Pablo Escobar) para matar al macabro gangster.

Esta puja de poderes impidió que Gaviria resultase tan untado con los dineros de los narcotraficantes como lo están la mayoría de los políticos tradicionales desde que la república mafiosa inició su reinado, a partir del gobierno de Misael Pastrana Borrero, cuando cualquier capitán de la policía que se respetase tenía su mafioneta (camioneta gigantesca con tracción en las cuatro ruedas).

El politiquero de Risaralda pasará a la Historia como alguien que se le arrodilla incondicionalmente al Imperio pero que combatió al mayor representante del poder real de los narcotraficantes, lo cual puede diferenciarlo de Álvaro Uribe Vélez, de su presunto clon Juan Manuel Santos, y otros dirigentes defensores del poder de las clases emergentes y de la miseria para las mayorías.

A pesar de que el origen de Santos se vincula a la oligarquía tradicional, sus tratos con los paramilitares lo han relacionado más con el poder emergente que con el tradicional, ya tan desdibujado. Pero Santos sigue siendo fiel a la aristocracia criolla que no admite aparecidos, como Gaviria o Uribe, aunque no deja de utilizarlos cuando le conviene.

Incidentalmente, Mockus es de un talante similar al de los vendepatria tradicionales. No tiene inconveniente en seguir de rodillas ante el Imperio, ni en insistir en que la guerra civil prolongada se termina exterminando a los subversivos.

El lituano (como todos los furibistas y muchos patriotas más) no entiende que son invencibles porque los motivos que adujeron para tomar las armas son mayores cada día, debido a que la brecha social no deja de crecer como resultado de las políticas de los gobernantes serviles a los intereses de los potentados.

Sólo se diferencia de Juan Manuel porque dice defender la verdad y desprecia a los narcotraficantes que han impulsado la campaña de éste, lo cual le otorga cierta respetabilidad frente al hábil vendepatria asesorado por el maestro universal del engaño y decidido a continuar las políticas ruinosas que Uribe ha dedicado toda su vida para imponernos y arruinarnos.

En cuanto a Gaviria Trujillo, tiene el mérito de haber enfrentado la ofensiva delirante y en extremo criminal del megalómano asesino y narcotraficante, Pablo Emilio Escobar Gaviria y sus socios del cartel de Medellín.

Si no lo hubiese vencido, habría alcanzado a copar totalmente a las autoridades y tomarse el poder, instaurando un régimen mafioso semejante al de Manuel Antonio Noriega, posible integrante de la conspiración que asesinó a Omar Torrijos en Panamá.

Considerando los avances que habían logrado con Belisario Betancur, quien sí recibió fondos de los capos y les pagó autorizando la asada de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, la victoria del César sobre el Pablo es significativa, pues logró aplazar la hegemonía de los carteles hasta la llegada de Álvaro Uribe Vélez a la Casa de Nari.

Pero el presidente Gaviria también fue quien impuso la apertura incondicional y otras medidas neoliberales bastante funestas, que su ministro Ernesto Samper (luego conocido como el presidente más cercano a los narcotraficantes del cartel del Valle, rival del de Medellín) consideró y denunció como contraproducentes.

Entre ellas, es imperdonable su propósito, coronado por Uribe, de despojar a los colombianos de su sistema de seguridad social para convertirlo en un negocio privado.

Uribe, entonces senador, se empeñó en imponernos el modelo neoliberal chileno en lo referente a servicios de salud y manejo del ahorro pensional de los trabajadores, mediante las famosas leyes 50 de 1991 y 100 de 1993.

Con ellas ha consagrado el deterioro acelerado de los servicios de salud y hospitalización, tanto como el despojo de las cesantías y pensiones de los trabajadores, como lo podrán comprobar y lamentar dentro de poco quienes cayeron en el engaño.

Afortunadamente, su esfuerzo le permitió a su dignísima esposa, doña Lina Moreno, ingresar por lo alto al mundo de los negocios. Ella y su marido en nada desmerecen de sus vástagos, quienes accedieron al club de los multimillonarios reciclando basura y haciendo inversiones campestres, con tan buen ojo que pronto sus fincas fueron declaradas zonas francas, lo cual les permitió multiplicar por mil los dineros que habían “arriesgado”.

Así entienden la honradez los imprescindibles salvadores de la patria.

De todos modos, el enfrentamiento de Gaviria Trujillo con Uribe Vélez, que parece insólito e inaudito, pues se trata de dos lacayos destacados y que siempre han militado en el bando enemigo de los intereses de la patria dedicados a desangrarla y arruinarla, tiene una explicación bastante lógica en los términos de la corrupción, la politiquería y el clientelismo que han caracterizado la política en casi todas las ex colonias americanas.

La victoria de Gaviria contra Escobar demostró cuál era el más peligroso. Por eso, Uribe, que es de la camada del cartel de Medellín, siente que Gaviria representa un obstáculo invencible para sus ansias de hegemonía, pues le intenta quitar el apoyo del presuntamente incondicional Juan Manuel Santos.

Ambos son unos advenedizos que buscan consolidar privilegios. Creen que Santos será manipulable, lo cual no es cierto en tratándose de politiqueros criollos. Sólo se le arrodilla al Imperio, que lo aprecia y respeta como a un auténtico oligarca, no como un arribista recién aparecido, que es la categoría de Gaviria y Uribe.

Todos tienen rabo de paja, y algunos hasta lo cargan empapado con gasolina.

Desespero de depredadores
En cuanto a los esfuerzos internacionales de los potentados por conservar sus fueros y su posición dominante -amenazados de extinción gracias a sus crímenes y su ineptitud para solucionar los problemas de la humanidad y del medio ambiente, aunque son sus principales y, generalmente, únicos causantes-, la promoción de la guerra mundial es su última aunque equívoca alternativa, pues son ineptos incapaces de aportarle algo positivo a la vida y al planeta.

Dentro de esa estrategia se enmarcan las acusaciones a Corea del Norte por el ataque en marzo a un barco surcoreano, que dejó 46 muertos.

De igual estirpe son los ataques a las Torres Gemelas que resolvieron derribar para causar una conmoción capaz de justificar la declaratoria de guerra de los cristianos contra los musulmanes, buscando materializar el enfrentamiento de culturas que sedujo al tarado amoral, todavía impune, George W. Bush, convencido de que el anticristo será idiota, de modo que él es su mejor encarnación.

Esta vergüenza de la especie humana y abominación de la vida fue quien condecoró a su par moral del tercer mundo, nuestro flamante gurú de Salgar, el capataz Uribe, cada vez más desacreditado en la medida en que sus seguidores se convencen de que son ciertas las acusaciones que se le hacen desde hace varias décadas.

No se trata, como pretende el cínico gurú, de “sinfonías de la criminalidad” para quitarle votos. Su hermano Santiago es lo que se dice que es. Si tuviese forma de probar que no lo es, hace rato habría resuelto, de verdad, sus numerosa y crecientes deudas con la justicia en vez de acudir a leguleyadas, cohechos y prevaricatos para evitar ser procesado.

La crisis definitiva del sistema consumista -que pretendieron ocultar con tan aterradores atentados-viene desde antes de que el petrolero bandido se apropiara de la presidencia de USA gracias a los buenos oficios de su hermano gobernador de la Florida, quien no tuvo inconveniente en adulterar los resultados electorales para favorecer al notable idiota amoral.

Aunque no les alcanzó para declarar la guerra mundial, los atentados en el World Trade Center sirvieron para iniciar la guerra al terrorismo, el nuevo “coco” que remplazó, con buenos resultados para los potentados canallas, la paranoia de la “guerra fría”.

Siguen convencidos de que la guerra es su tabla de salvación para su crisis sistémica, ya vieja e imparable. No admiten que se les acabaron las opciones para seguir abusando del resto de la creación como si fuese su propiedad particular.

Les aterra comprobar que se les llegó el fin de sus oportunidades para seguir engañando, saqueando, asesinando y destruyendo a su albedrío, y sin consideraciones distintas a sus caprichos, todo lo que se les atraviese o les llame la atención.

Su caducidad es evidente para toda la humanidad pensante, que es capaz y desea remplazarlos, a fin de instaurar la Nueva Era en la cual no caben esas mortecinas.

Se han degenerado tanto que, mientras los potentados criminales de la BP pasarán impunes y, si nos descuidamos, hasta indemnizados (como los banqueros estafadores); los fascistas xenófobos se inventan leyes para destruirles las vidas a los ciudadanos de origen latino, en particular los de rasgos y ancestros mexicanos, sin importar si nacieron o no en USA.

Opción del ciudadano
Tú eres parte de esa humanidad. Puedes expresarte o resignarte a que la biosfera se extinga, como se lo han propuesto los potentados y tan avanzado llevan.

Ese es tu poder. Si tu decisión coincide con la de los demás, tus iguales, se realizará. Esa es la garantía de la verdadera democracia, la que respeta y acepta las decisiones de las mayorías, cuando son tomadas libremente.

Yo me uno a la propuesta de exigir que se prohíban los combustibles fósiles, y que se remplacen, a la mayor brevedad, por las fuentes de energías limpias ya disponibles.

También me sumo al rechazo al sionismo, y apoyo a quienes luchan para lograr su proscripción definitiva por ser los más persistentes enemigos de la vida.

Adhiero a la legalización de los alucinógenos. Tanto para satisfacer a los adultos y mejorar su calidad de vida, como para que los Estados mafiosos pierdan su mayor fuente de financiación, de modo que se reduzcan los crímenes suscitados por el vil negocio que se sustenta en la hipócrita, mortal y lucrativa ilegalización.

Los crímenes en México, que, como los ocurridos desde hace décadas en Colombia sin solución de continuidad, cada día tiñen de sangre el suelo de los hermanos, tienen hablando a Felipe Calderón como si no fuese un títere del Imperio sino un gobernante digno de un país soberano. O, más bien, como un lacayo herido.

Pero su argumentación es falsa, pues los crímenes no obedecen a que los usanos sean los mayores consumidores de sustancias sicoactivas, sino a que los gobernantes al servicio de los potentados, acatando las directivas e instrucciones de los grandes capos (como Silvio Berlusconi), insisten en que los gobiernos mantengan ilegalizados los alucinógenos.

La ilegalización es un problema falso que genera graves problemas reales como el sicariato, la corrupción, la degeneración, etc., que desaparecerían espontáneamente si se quita el incentivo de la prohibición, que causa tantos crímenes, eleva los precios y les impide a los drogadictos disponer de un producto de calidad conocida y garantizada.

175 muertos en una semana -atribuidos directamente a la competencia entre carteles mexicanos por apoderarse del rentable mercado de los alucinógenos ilegalizados-, son muchos muertos y tienen que ser una prueba contundente, para cualquiera que use cerebro, de la razón por la cual los potentados y los gobiernos no legalizan esa práctica.

Les tiene sin cuidado que se trate de costumbres ancestrales, habituales en la mayoría de las culturas y los pueblos que en la Historia han sido. Aprecian más la rentabilidad de la ilegalización que esas vidas y que la estabilidad y el progreso de los países.

No les importa convertirlos en fracasados, inviables o parias, como Afganistán ahora, o Colombia, dentro de poco. Aunque parece que es ya, sobre todo si continúa la dictadura mafiosa y neoliberal en que Santos se ha comprometido para cautivar los votos de la clientela propia de Uribe Vélez, forjada en cientos de Consejos Comunales, a costa del erario y contra cualquier mandato constitucional.

Defensa de la Nueva Era (vida)
En definitiva, apoyo la causa de la Nueva Era, la cual exige la superación inmediata del neoliberalismo. O sea, se requiere la reorganización global de la sociedad fundada en la democracia directa, la única que merece tal nombre. Esto es, en la participación libre y directa de cada individuo en la discusión de los asuntos y en la toma de las decisiones que lo afecten o le interesen.

Inclusive, una sociedad racional evitaría tantos trabajos sucios cuya gran justificación es una aberración ideológica típica de la Historia. A saber, la maldición bíblica que sostiene que todos estamos condenados a “ganarnos el pan con el sudor de la frente”.

Aunque los judíos primitivos eran tan aficionados a fabricar ídolos, jamás pensaron que llegaríamos a construir robots que hacen todo lo que sea reproductivo mejor que cualquier humano maquinizado.

Como consecuencia, la gente se podría dedicar al ocio, ojalá creativo, en vez de consumirse produciendo basura o destruyendo la naturaleza o, lo que es peor, haciéndoles daño y amargándoles las vidas a los demás, presuntamente ganándose el pan honradamente, con el sudor de la frente, como ordena Yahvé.

Éste vendría a constituir el gran valor ético imperante en la Historia, pero que en la “sociedad del conocimiento”, propia de la Nueva Era, carece de sentido.

Desde luego, los potentados y todas las momias insepultas son incapaces de asimilar y de aceptar esta extraordinaria realidad -totalmente ajena a los patrones sociales imperantes en la Historia- que a todos nos convierte en lo que Jesús nos enseñó, que todos somos hijos de Dios, o diosesitos iguales, dignos, libres, autónomos e inteligentes.

Para lograrlo, debemos superar el aterrador período que denominamos Historia, pues amenaza acabar con todo y con todos en su patética, evidente e inevitable agonía.

Es curioso verificar cómo los sionistas se empeñan en que no nos liberemos de la aterradora maldición, que tanto espantaba al “Negrito del Batey” y cuya superación puede ser una conquista cierta del ser humano.

Prefieren desatar la guerra mundial, que será la última, según lo predijo Einstein. Por desgracia, hay quienes les siguen el juego a los milenarios enemigos comunes empeñados en acelerar la extinción.

Defensa de la Historia (muerte)
Si a Obama le interesase crear empleo, si no se tratase de otra farsa más, como la de las fuentes de energía limpia que nos ha prometido desde que lo conocimos (a partir de 2008), la producción masiva de esas fuentes constituiría una “fuente” de empleo de calidad, inagotable e inmediata.

Se trata de una fuente muy sana de bienestar para las mayorías, pero mortal para los petroleros. Y ellos prevalecen sobre los simples mortales, como tú o como yo, o como el vecino. ¡Arrodíllate!

Como su gasto va a ser tan enorme intentando reparar los daños (¡almas benditas!), esperemos que Obama se compadezca y cree otro fondo Bush-Clinton para resarcir a la BP por sus pérdidas.

¡Vamos por esa! Aporta tus ahorros para salvar a los cadáveres. ¡Sigue de esclavo!

Lo que los críticos malévolos no ven es que los afectados de los estados del sur de USA (siempre tan pordebajeados como los negros de Nueva Orleáns) pueden recibir indemnizaciones mientras se dan unos días de descanso.

Además, desde ya tienen aseguradas fuentes de empleo casi permanente, pues la limpieza de los estropicios en las playas y los manglares y las aguas, llevará muchos años, y jamás será completa.

Se verán libres de los bichos que se crían en esos pantanos tan insalubres. También se desharán de tantos turistas arrogantes y fastidiosos que solían pasar sus fines de semana en las otrora preciosa playas. Es un beneficio doble e inmediato.

Además, en unos cuantos años, esos lugares inhóspitos, cuando ya no alberguen vida, serán aptos para construir nuevos Miamis, de modo que el mundo sabrá lo que es progreso, y morirá de envidia.

Por ende, los buenazos defensores de la nobilísima BP, podrán aplaudirla, así como los brasileños y el mundo entero aplauden a Luis Inacio Lula DaSilva, tan destacado e influyente, y tan condescendiente con quienes están destruyendo aceleradamente la Amazonía, ese otro nido de bichos fastidiosos y hasta malolientes que se pueden eliminar para que los poderosos potentados, con su gran capacidad de inversión, siembren palma africana y produzcan bastantes biocombustibles, que contaminan tanto como el petróleo y demuestran tanto progreso, a medida que los daños a la naturaleza se hacen irreversibles.

¿Qué más quieren los melindrosos ambientalistas que se quejan del neoliberalismo y su depredación acelerada, que no cesará hasta que no haya nada disponible para destruir y envilecer?

Si los usanos sureños son inteligentes, deben oponerse a que los pozos colapsados de la BP dejen de contaminar el Golfo.

¡Que sigan abiertos siquiera hasta diciembre (¿21 de 2012?)!, como lo prometieron los directivos de la prestigiosa y pujante empresa transnacional, tan apreciada por la humanidad, sobre todo ahora que sus crímenes van a superar los de la Union Carbide causados hace varios lustros en la India y que mataron miles de personas de una vez y dejaron un número mucho mayor en pésimas condiciones de salud.

“¡A toda tragedia se le saca su gusto!”, opina un fiel oyente de la W.

¡Qué viva la Historia! ¡Arriba los amos, por brutos y asesinos que sean! Sin ellos, nada somos. ¡Qué avance la guerra!

Símbolos de decadencia definitiva
Lo que deben hacer las mayorías, agradecidas con el sistema depredador, es erigir un monumento inolvidable y eterno, que perpetúe las grandezas de los potentados con su obra social, económica y política suprema: el neoliberalismo aliado a la mafia.

Sin duda, todos deberíamos aportar para erigir una estatua gigantesca, siquiera del doble de tamaño y envergadura que la de la Libertad que instalaron en el puerto de Nueva York.

Ésta podría ubicarse en Sicilia y representar a todo un icono del neoliberalismo, el honorable mafioso y potentado Silvio Berlusconi, maestro de maestros, político de políticos, potentado entre potentados; soberbio capo di capi.

Obama ya recibió su Nobel y, además, no es más que un advenedizo o “aparecido”, mientras que son “legítimos”, e indican alcurnia, todos los títulos del italiano come-mocos, la “cosa Berlusconi”, como lo llamó Saramago (q.e.p.d.).

Agradezcamos, también con fervor, que pronto los acuciosos y flemáticos ingleses aportarán otros focos de contaminación en las profundidades del océano Atlántico Sur vecinas a las islas Falkland, donde se aprestan a explorar y perforar pozos, antes de que los Kirchner –otros potentados ambiciosos, pero ajenos al abolengo británico- resuelvan hacerlo por su cuenta y riesgo.

Así las cosas, no falta mucho para que todo el Atlántico disfrute del exterminador petróleo en toda su extensión.

¡Gracias, reina Isabel!

Por desgracia, el daño que están causando y que no piensan detener si no los obligamos a obturar los pozos, inmediatamente, no se arregla con plata ni con nada. Pero constituye un crimen tan evidente y grave, tan conmovedor y escandaloso, que exige condenas ejemplares para los insensibles potentados.

También obliga a prohibir definitivamente la extracción de petróleo tanto como a adoptar y popularizar las fuentes de energías limpias que, además, son tan económicas y hasta gratuitas, lo cual les aterra a los potentados, simples obsesionados con el lucro y enemigos de todo lo que se los reduzca o no se los produzca.

Es necesario adoptarlas para todas las actividades, para los hogares y las empresas, impidiendo que cualquiera siga haciendo negocios y llenándose de plata a costa de una necesidad tan básica y que la tecnología disponible permite resolver de manera simple, económica, saludable y, posiblemente, inmediata, si hay la decisión política (que les toca tomar a las mayorías, no a los potentados ni a sus lacayos en los gobiernos).

Tenemos que exigir su adopción tanto como denunciar la demora y desidia en hacerlo como otros crímenes nacidos de la codicia de los potentados, quienes insisten en los combustibles orgánicos y en seguir construyendo las traumáticas e ineficientes hidroeléctricas, auténticos crímenes de grandes proporciones contra la madre naturaleza.

La tragedia actual acusa directamente al Imperio y a su flamante presidente mestizo y falaz, quien también debe enfrentar cargos penales por su obvia negligencia, que persiste aunque intenta ocultarla con palabrería, reuniones, regaños, promesas y los oportunistas comités, tan apreciados por los ineptos. Inclusive, cree que anunciando indemnizaciones se ha zafado de responsabilidades y ha demostrado que es un imprescindible providencial. ¡Resultó tonto!

Pero, sobre todo, el aterrador cataclismo es la demostración -evidente hasta para los más escépticos e indiferentes-, de la amenaza mortal que representa para toda la humanidad la vigencia del capitalismo consumista y depredador.

Es algo particularmente cierto y notable durante los últimos 40 años cuando, bajo la divisa del neoliberalismo y amparado en la abyección de los vendepatrias, el letal sistema derrumbó todas las protecciones contra el egoísmo extremo y antisocial, tejidas durante años.

Ya no soportamos sus desenfrenos, su desmantelamiento de todas las barreras, las reglas y los controles. Nos está matando el capitalismo salvaje que le impuso Richard Nixon al gorila Pinochet luego de asesinar a Salvador Allende, orgullo y gloria de la humanidad.

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