Talibanes Unios....

martes, 23 de abril de 2013

El intento de golpe de estado se combate con la movilización revolucionaria



DECLARACIÓN DE LA CORRIENTE MARXISTA LUCHA DE CLASES DEL PSUV: Lo que hemos visto en los últimos días es un golpe de estado en desarrollo como correctamente lo describió el camarada presidente Nicolás Maduro. No se trata simplemente de protestas pacíficas de compatriotas que creen que ha habido fraude, sino de un plan orquestado para tumbar el gobierno bolivariano y aplastar la revolución. ¿Cómo combatirlo?
En el plan están implicados los medios de comunicación privados, los EEUU, la OEA y el gobierno español del PP, la oligarquía local (capitalistas, banqueros y terratenientes).

Hemos presenciado una campaña coordinada de ataques a todos los símbolos de la revolución bolivariana y sus conquistas: Centros de Diagnóstico Integral, edificios de los Simoncitos comunitarios, Mercales y PDVALes, medios de comunicación del estado y comunitarios, PDVSA, casas del PSUV, Petrocasa, además de edificios del CNE y residencias particulares de funcionarios del estado y dirigentes bolivarianos y sus familias.
 Incendiada sede PSUV en Barcelona

 Desde el día del cierre de campaña de Maduro en Caracas hemos visto además un factor nuevo, la presencia de sicarios, en muchos casos motorizados, disparando aleatoriamente contra activistas revolucionarios. Siete militantes fueron asesinados en la noche del lunes al martes en varias partes del país cuando defendían la revolución.
La combinación de declaraciones públicas con amplia cobertura mediática, presión internacional, marchas en las calles, actos de violencia sistemática y organizada, cortes eléctricos, desabastecimiento, sabotaje de la economía, amenaza de paro patronal, etc. está calculada para crear una situación de zozobra e ingobernabilidad que pueda forzar a sectores del aparato del estado a intervenir contra el gobierno legítimo.
¿Cómo respondemos a éste plan golpista?
La única manera de responder a una amenaza de este tipo, como demuestra toda la experiencia anterior de la revolución, es mediante la movilización revolucionaria. La burguesía ha entendido correctamente que la lucha de clases, en última instancia no se resuelve dentro de los marcos de la legalidad burguesa, sino en la confrontación abierta. Nosotros debemos de sacar la misma conclusión. Eso no quiere decir caer en provocaciones sino la movilización organizada y consciente del pueblo revolucionario y la clase trabajadora. Esto es lo que ya ha empezado a suceder en los últimos días en los barrios y ciudades del país, cuando activistas revolucionarios han retomado y defendido las instalaciones de VTV, recuperado centros regionales del CNE, defendido CDIs, etc. Es necesario darle a esta movilización espontánea un carácter organizado y coordinado.
En cada barrio y en cada fábrica hay que formar comités contra el golpe, que organicen la vigilancia revolucionaria, con patrullas de autodefensa para defender los espacios (Simoncitos, CDIs, medios estatales, locales revolucionarios, etc). En estos comités deben de estar integrados todos los factores revolucionarios, motorizados, sindicatos clasistas, consejos de trabajadores, medios comunitarios, CTUs, consejos comunales, comunas socialistas, etc que hacen vida en cada lugar.
Ellos están amenazando con un paro nacional. Los trabajadores de Polar ya denunciaron la existencia de galpones secretos de acaparamiento. El gobernador de Mérida Vielma Mora denunció que los ganaderos estaban organizando el sabotaje de la distribución de leche y carne. A estas amenazas sólo se puede responder con el control obrero.
Si hay paro patronal o cualquier intento de sabotaje de la economía hay que aplicar, como muy correctamente explicó la camarada Blanca Eekhout, la consigna del 2002: "a fábrica cerrada, fábrica tomada" y habría que añadir "y expropiada".
En todas las fábricas, empresas e instituciones hay que organizar asambleas masivas de trabajadores para discutir la situación y crear comités de control obrero y vigilancia revolucionaria. Estos comités deben de rendir cuentas a la asamblea de trabajadores y ejercer la vigilancia contra los patronos y también contra los burócratas y elementos infiltrados en empresas e instituciones del estado.
A la primera señal de sabotaje de la economía el gobierno debe expropiar las empresas responsables y ponerlas bajo control obrero. La amenaza que el camarada Maduro le hizo a Repsol y demás empresas españolas, se aplica también a la burguesía “nacional”.
Ante el sabotaje eléctrico hay que responder con el control obrero por la base. No es posible que haya infiltrados en estas instituciones que saboteen el suministro eléctrico en los momentos cruciales. Declarar la electricidad como institución de seguridad nacional es correcto, pero nada puede sustituir el papel de los trabajadores eléctricos que son los que conocen la situación de la empresa y la pueden hacer funcionar y han venido denunciando el sabotaje desde hace meses. Contra el sabotage eléctrico, control obrero y limpieza revolucionaria.
Ante la injerencia imperialista hay que expulsar a los embajadores implicados y expropiar las multinacionales de esos países. Venezuela se respeta. Hay que combinar estas medidas con un llamamiento internacionalista a los pueblos y trabajadores del mundo a movilizarse activamente a favor de la revolución bolivariana para desactivar cualquier intento de agresión externa.

 La oligarquía no es fuerte en las calles. En los últimos meses el pueblo revolucionario lo ha demostrado en muchas ocasiones. Pero no hay que darles oportunidad para que se organicen. Ahora Capriles ha arrugado y desconvocado la marcha al CNE, pero es necesaria una demostración de fuerza del pueblo revolucionario en la calle. No basta con conciertos y vigilias por la paz. Los revolucionarios estamos por la paz, pero para conseguir la paz hay que desarmar a la oligarquía primero. Es necesaria una manifestación revolucionaria para dejar claro a la oligarquía con quien se la juega.
Sólo el pueblo salva al pueblo, como ya se demostró en tantas ocasiones anteriores. Ahora todos somos Chávez, no hay que esperar instrucciones por arriba, sino activarse por abajo en cada barrio, fábrica, escuela y parroquia popular. Los comités contra el golpe en cada fábrica, empresa, barrio, parroquia y comunidad campesina deben coordinarse mediante voceros democráticamente elegidos y revocables en cada parroquia, zona industrial, municipio, estado y a nivel nacional.
Ante los actos de sicariato, los comités contra el golpe deben de dotarse de los medios necesarios de autodefensa para repeler ataques de este tipo, además de desarrollar la inteligencia popular para identificar a los culpables.
La oligarquía y el imperialismo están trabajando para ganar a sectores de la alta oficialidad del ejército para sus planes golpistas. El pueblo revolucionario debe contrarrestar esa campaña con un trabajo político organizado dentro del ejército y la milicia. Hay que establecer vínculos estrechos entre los militantes revolucionarios y los soldados rasos y oficiales de probada lealtad revolucionaria. En todos los cuarteles hay que crear comités de soldados y oficiales bolivarianos para ejercer la vigilancia revolucionaria. Una fuerza armada socialista y bolivariana solamente se puede garantizar con un trabajo político revolucionario dentro de la misma.
La lucha contra el golpismo es ante todo una batalla política. Hay que ganar para la revolución a aquellos sectores del pueblo y la clase media que han sido ganados para la contra-revolución. Ello sólo es posible resolviendo los problemas más acuciantes de la población, incluyendo el desabastecimiento, la inseguridad y la inflación. Todos estos problemas se derivan en última instancia de la existencia de una economía capitalista y de una burocracia estatal capitalista.
Como dijo el camarada Maduro, lo que se viene no es un pacto con la burguesía sino la radicalización de la revolución. Eso pasa por la expropiación de los medios de producción, la banca y los grandes latifundios que es de dónde la oligarquía saca su poder, para ponerlos bajo el control democrático de la clase trabajadora. Además hay que abolir el viejo aparato del estado burgués y reemplazarlo por una nueva institucionalidad revolucionaria basada en los consejos de trabajadores y los consejos comunales para que el pueblo mande.

¡Mano dura contra el golpismo!
¡Movilización revolucionaria del pueblo contra la ofensiva de la oligarquía!
¡Contra el sabotaje eléctrico, control obrero y vigilancia revolucionaria!
¡Contra el paro patronal, a fábrica cerrada, fábrica tomada!
¡Contra el sicariato, autodefensa organizada del pueblo!
¡Comités contra el golpe en cada fábrica y barrio!
¡Comités revolucionarios de soldados y oficiales bolivarianos!
¡Contra la injerencia imperialista, internacionalismo proletario!
¡Ningún pacto con la burguesía, radicalizar la revolución!
¡Expropiar la oligarquía para planificar la economía!




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