“A pesar de los hoyos negros y los meteoritos que dispersan los ángeles,
voy a construir al fin mi propia sepultura: un laberinto sideral dónde sabré,
como los Dioses, ¡callarme para siempre!”
Maurice Chaudière
Actitud acusatoria
No es a punta de poses diplomáticas como USA y sus aliados podrán negar la participación de los halcones en el derribamiento de las Torres Gemelas.
No es aparentando dignidad ante una ofensa que es totalmente merecida sino refutando las acusaciones, cada vez más sólidas, como podrán convencer a la Humanidad de que son inocentes.
Pero se entiende que no siéndolo, ante las palabras de Ahmadineyad en la Asamblea General de la ONU sosteniendo que los atentados del 11 de septiembre de 2001 contaron con apoyo USAno, lo único que les queda es aparentar que se sienten ofendidos.
Eso demuestra que la verdad duele y, peor aún, que es irrefutable.
Por tanto, no es eludiendo las responsabilidades con recursos de cobardes sino promoviendo el debate como la verdad verdadera podrá ser conocida y castigados los culpables.
Desde luego, quienes aclaren los hechos reales y castiguen a sus autores desalmados e inescrupulosos, no van a ser los gobernantes de los países cuyos embajadores abandonaron el recinto de la Asamblea cuando Ahmadineyad –un verdugo de su pueblo iraní, pero, también, una víctima constante del Imperio sionista con poder de veto y de intimidación a través de USA, su gran colonia americana- los acusó de instigar esa farsa pro-bélica que, por fortuna, no les ha rendido los frutos esperados: desatar la guerra mundial que oculte la crisis y precipite el fin de la civilización.
Descubrir la verdad le corresponde a la Humanidad, que se encuentra harta del engaño y la mentira porque entiende que la tienen al borde de la extinción, y que sólo nos salvará la verdad, como nos enseñó el hermano Jesús.
No son los verdugos sino las víctimas quienes pueden impedir la guerra y arrebatarles el poder y la riqueza a los enemigos comunes: unos parásitos letales dispuestos a apurar el Apocalipsis para acabar con todo.
Crisis ambiental real
Otra mentira que tiene consecuencias funestas es la montada alrededor del “calentamiento global” o “cambio climático”.
Sin negar el papel que juega la actividad humana a través de la producción de dióxido de carbono y del proyecto HAARP; más que las modificaciones del clima, lo verdaderamente grave es la destrucción acelerada de la Naturaleza.
En gran medida, es consecuencia de las actividades extractivas, como las de las petroleras. Pero incluye todas las explotaciones mineras. En particular, la minería a cielo abierto que convierte la capa vegetal y la piel de la Tierra en zonas yertas, estériles; muertas y promotoras de muerte, después de haber sido sustentos de vida.
Por eso, tras el fracaso de la efectuada en Copenhague, que Obama pretendió manejar a su capricho, asignándoles subsidios a los vendepatrias y eludiendo los verdaderos desafíos representados por la destrucción acelerada de la biosfera, la conferencia sobre cambio climático a celebrarse en Cancún tiene que ocuparse de problemas reales en vez de seguir distrayendo a la opinión mundial con preocupaciones falsas o de menor gravedad respecto a las verdaderas amenazas causadas por la actividad irracional de los humanos.
Éstas siguen empeorando mientras los gobernantes vendepatria buscan la manera de lucrarse vendiendo “créditos de carbono” o cualquier papel especulativo de esos con los que el Neoliberalismo engaña a los ingenuos. Les calma sus miedos y sus ansias mientras se apropia de la economía real para destruirla y arrasar con el mundo.
Decisiones de vida
Si es tan seria la preocupación por las emisiones de carbono producidas por la quema de combustibles fósiles y biocombustibles, la solución está disponible. Es radical y rendirá beneficios inmediatos y permanentes, como los que traería permitir los alucinógenos al quitarle la alta rentabilidad al sucio negocio montado a causa de la ilegalización.
En el caso de esos combustibles tan contaminantes, lo que corresponde es rechazarlos de una vez por todas, definitivamente y en todas partes, para remplazarlos por procedimientos limpios para la generación de energía.
El simple reemplazo de los vehículos que emiten venenos al aire y producen ruidos estremecedores, ensordecedores y enloquecedores, por los que no contaminan (los eléctricos, los que funcionan con hidrógeno o los que lo hacen con agua), mejorará la vida de todo el mundo, reducirá las fuentes permanentes de estrés y proporcionará empleo a millones de personas.
Por tanto, lo que hay que exigirle a la Conferencia de Cancún es un acuerdo mundial para prohibir los combustibles contaminantes.
Si la Conferencia no fuese una mera farsa para aumentar y alimentar los miedos de la Humanidad y pagarles a los gobernantes cipayos su subordinación y sus servicios al Imperio, podría asumir y empezar a resolver los verdaderos problemas ambientales causados por el hombre (o de origen “antrópico”, como los llama Dominique Guillet).
Ellos se resumen en las agresiones a la biosfera animal, vegetal y mineral, atacada constantemente y amenazada con una cruzada mundial de la gran minería que elevará el nivel de los daños a cimas irreversibles.
Un acuerdo semejante contribuiría a salvar el planeta y acabar con la miserable economía consumista, totalmente degenerada y agónica.
Pero es una ingenuidad tonta esperar que lo hagan los potentados que los causan.
Es un asunto que compete a la Humanidad decente, y requiere que:
- abandonemos el enfoque de casino que promueve el Neoliberalismo
- orientemos el trabajo a producir bienestar y soluciones en vez de basura y problemas
- derrotemos la mentira y nos amparémonos en la verdad
- desechemos las apariencias y nos reconozcámonos como iguales en dignidad y derechos
- bajemos a los potentados y a sus sirvientes de su nube
Ilusorios destellos estériles
Sin duda, está bien fundado el orgullo del gobierno colombiano, presidido por Juan Manuel Santos a nombre del dictador fantasma Uribe Vélez, por el golpe propinado a las FARC al bombardear el campamento del “Mono Jojoy”, logrando matar a éste personaje y quién sabe a cuantos seres humanos más.
Fue un legítimo acto de guerra o, al menos, de buen recibo, porque no se supo de canalladas como las de la suplantación de la Cruz Roja o la invasión de territorios soberanos de otros países.
Pero, según lo sugiere la descomposición de los cadáveres y lo afirmó el viernes el director de Medicina Legal: “Todo parece indicar que murieron hace más de 48 horas”.
Por tanto, lo irregular sería haber aplazado la noticia para permitirle a Juan Manuel Santos lucirse en la Asamblea de la ONU.
La baja de Jojoy puede ser tan pantallera o mediática como la matada de Pablo Escobar Gaviria en diciembre de 1993, que llenó de orgullo al gobierno del vendepatria César Gaviria Trujillo, gran maestre de la “apertura comercial incondicional” impuesta por el Neoliberalismo y que -como lo advirtió Ernesto Samper Pizano, que era su ministro- arruinó la producción nacional mucho más que el librecambio promovido en Colombia por Florentino González a mediados del s. XIX.
Lamentablemente, aunque espectaculares, esos golpes no tienen el poder para terminar las expresiones de las diversas violencias sociales que agobian a la patria desde su nacimiento.
Actualmente, siguiendo una macabra directriz del Neoliberalismo -que está aplicando en demasiados países, y tiene a México siguiendo los pasos de la fracasada Colombia-, a las violencias tradicionales, que mantuvieron en guerra civil a Colombia durante todo el s. XIX, les han agregado la supuesta persecución a los alucinógenos, más mediática que real.
Así han abierto un frente de corrupción y violencia muy rentable para los bandidos oficiales y particulares que se lucran del artificial y mortal negocio, y que sirve de pretexto para las invasiones del Imperio USAno.
Éste cuenta con su agencia especializada para lucrarse del negocio, la DEA, que controla las zonas de producción y tráfico, y le traza las políticas a los cipayos carentes de dignidad, criterio e independencia.
También dispone de armas sofisticadas para asegurarse de que no le robarán lo que le corresponde al Imperio en el sucio negocio, pero que a la opinión se le presenta como
- esfuerzos por establecer “un mundo libre de drogas”
- y formas de proteger a la juventud del perverso ejercicio de su libertad.
Pero semejantes espectáculos sí envalentonan al Imperio y sus lacayos, que logran ilusionar a la opinión ingenua para que apoye la guerra en vez de exigir un acuerdo de paz.
Dicho pacto lo pide la sociedad civil y lo ha buscado consistentemente, con constancia y valor civil, la víctima del fascismo mafioso, Piedad Córdoba, sancionada por el procurador Ordóñez, una ficha al servicio de la dictadura mafiosa y neoliberal impuesta por Uribe Vélez.
El ex dictador Uribe es un enamorado de la guerra. Le impone sus obsesiones a Manolito (Uribe 3), cortándole las alitas al oligarca raizal y robándole su autonomía que, según se barrunta, sólo fue una impostura pues el furibismo sigue trazando línea y ya el gurú está resuelto a dar la cara exigiendo sus prerrogativas de redentor impune.
En la actualidad, cada una de esas dos víctimas famosas (Escobar y Jojoy) representa una manifestación del conflicto social y económico.
Como el flujo de petróleo en el golfo de México, que no cesa sino que crece a pesar de los partes de victoria de la BP emitidos con la complicidad del irresponsable Barak Obama; en nuestros países la situación socio económica de las mayorías se agrava día a día debido a las políticas erradas y contraproducentes que, más que ineptitud, reflejan malicia y complicidades con el crimen y la guerra que enriquecen a tantos desalmados, sicópatas degenerados, tanto a los empotrados en los cargos de poder como a sus socios narcotraficantes.
La paz será una conquista de la sociedad civil -y Piedad Córdoba se la ha jugado toda por impulsarla, lo que le ha valido el desprecio y la persecución de los furibistas-, pero no podrá ser el resultado de un mero pacto entre las autoridades y los violentos.
La única garantía de que sea auténtica y permanente es reconociendo y resolviendo las causas de la guerra.
De nada sirve cortar cabezas, pues no se trata de culebras sino de plantas cuyas raíces son profundas y se nutren de injusticias que se quiere mantener, agravar y extender a más sectores, capas y clases sociales, en más países.
Si no se conquista e impone la justicia social, la violencia subversiva tenderá a reproducirse, inclusive si son vencidos, se desmovilizan, se pensionan o se rinden los actuales guerrilleros.
Así como la venganza por los crímenes cometidos por liberales y conservadores en la Violencia de los 1950 ha impulsado a tantos compatriotas a incorporarse a las guerrillas; probablemente fue el asesinato de su padre, que presenció y sufrió cuando era un niño, lo que indujo al “Mono Jojoy” a convertirse en el criminal que el gobierno pinta.
Por desgracia, son demasiados quienes tienen razones similares, y cada vez habrá más mientras la guerra continúe.
Tampoco desaparecerá la violencia mafiosa si no se legalizan los alucinógenos.
El negocio promovido por la ilegalización no dejará de envilecer a los países, sumir a la juventud en la delincuencia, corromper a la sociedad, justificar las invasiones del Imperio y la represión a la población, y atraer aventureros resueltos a arriesgar su vida para hacer fortuna.
Los últimos no tienen inconveniente en matarse entre ellos mismos para disputarse los mercados y el poder, de modo que cualquier capo que caiga en manos de las autoridades constituye, más que un triunfo de la legalidad, un favor para quienes envidian su puesto en el hampa.
En cuanto a los guerrilleros, aunque el enriquecimiento personal se castiga con la ejecución sumaria, no faltarán quienes remplacen a los jefes que vayan cayendo.
Es lo esperado en una guerra popular prolongada que –aunque anacrónica, pues corresponde a los métodos violentos propios de la decadente Historia, de modo que no representa ninguna alternativa viable de futuro- no deja de tener motivos para perpetuarse.
Y continuará mientras los motivos existan, pues la derrota militar se ha intentado demasiadas veces a un alto costo, muchas veces con perfidia y con toda decisión. Pero nada.
Ahí siguen los subversivos impidiendo que Colombia reciba el “grado de inversión” que les permita a los funcionarios venales y corruptos ampliar sus negociados de cuenta del patrimonio común para garantizar su enriquecimiento personal.
Así lo pudieron hacer bajo la dictadura de Uribe Vélez, sin que todavía les hayan cobrado sus delitos, que incluyen los despojos que dejó contratados con los grandes mineros internacionales resueltos a convertir en eriales todas las tierras para obtener ingresos a cambio de dólares sin valor pero, sobre todo, para acelerar la destrucción de la biosfera que apresure el fin de los tiempos.
Los tiene sin cuidado que esas riquezas nos pertenezcan a todos. El Neoliberalismo decretó que eran para los grandes capitalistas o potentados. Y los cipayos vendepatria se las tienen que garantizar.
No más engaños
El objetivo del desarrollo no puede seguir siendo mantener sumidas en la miseria a las mayorías para que algunos criminales inescrupulosos amasen fortunas inmensas destruyendo el hogar común, envenenando las aguas, los suelos, el aire, los bosques, los páramos y las playas; exterminando la Vida a la vista de todos.
Denunciamos la farsa del cambio climático porque apenas es una simple expresión de los graves, intensos y crecientes daños al medio ambiente y a los nichos de la Vida.
Si de algo ha de servir la conferencia de Cancún, sería para decretar el fin inmediato de la era de los combustibles fósiles y de los agro combustibles.
Con esa medida, las emisiones que preocupan a los apóstoles y mártires de la “huella de carbono”, sufrirían una reducción drástica en lo que corresponde a fuentes humanas.
Las que obedecen a causas naturales serían más difíciles de evitar, de modo que el cambio climático seguirá su curso. Pero la biosfera tendrá oportunidades al reducirse las agresiones de los petroleros y los palmicultores que destruyen el medio ambiente y no sólo contaminan la atmósfera con gases efecto invernadero.
Además, el proyecto HAARP puede servir para enfrentar ese cambio climático que tanto preocupa a los farsantes interesados en desviar la atención pública de problemas reales que se puedan resolver, pues los artificiales y los mal planteados son insolubles.
Es más, si la huelga mundial del 29 de septiembre aspira a ser eficaz, las consignas estratégicas que debería agitar podrían ser:
- No más combustibles contaminantes
- Adopción de fuentes limpias de energía
- Fin a la minería depredadora
- Legalización de los narcóticos
- Nacionalización y transformación del sistema financiero
- Recuperación de los monopolios públicos en manos de particulares
- Fin al mercado de armas
- Fin a la discriminación y la miseria
La simple queja por los efectos de las recetas neoliberales que despojan a los trabajadores de derechos adquiridos, no tiene la capacidad de convocar el nuevo mundo que dará al traste con el consumismo e instaurará la sociedad global igualitaria, libre y solidaria que la cultura occidental se trazó como meta común, refrendada por la Revolución Francesa de 1789.
¡Ya es hora de que los derechos sean reales para todos y no meros embelecos cazabobos!
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