Talibanes Unios....

domingo, 31 de octubre de 2010

PERFUME PARA HEDORES DE IMPOSTORES

Por: Darío Botero Pérez

Disensiones entre capos
Como percibe que le van a echar toda el agua sucia porque ya no hay manera de impedir un juicio por los crímenes y genocidios cometidos en Urabá y otras regiones del país, aliado con las Autodefensa Unidas de Colombia, las declaraciones del general Rito Alejo del Río tienen una gran importancia.

Pueden convencer a la ciudadanía ingenua y crédula de que, efectivamente, Uribe es lo que la Historia dice, lo que sus antecedentes afirman, lo que muchos han denunciado, y lo que todos sabemos en nuestro interior; admirado por unos y repudiado por otros.

En consecuencia, es la peor calamidad que haya ocupado el “solio de Bolívar”, a pesar de lo que se han esmerado en inculcarnos los medios al servicio de los potentados y de los narcotraficantes interesados en que las drogas del placer sigan siendo prohibidas para que el negocio no deje de ser lucrativo, aunque cobre tantas vidas y desestabilice y arruine tantos países.

Pero no es el único ruin que ha ocupado ese puesto.

Antecedente oportuno
Ahora que se habla tanto del ya ex gobernador del Valle, de apellido Abadía, por sus maniobras de parapolítico (PIN y similares malas yerbas), cabe recordar que otro de los asquerosos camanduleros vendepatria y criminales que han gobernado el país, fue el desgraciado Miguel Abadía Méndez, asesino de los obreros de las bananeras, en 1928.

Posiblemente, los lectores de García Márquez conocerán el hecho, que tanto espantó a nuestro Nobel, causándole un trauma creativo bastante útil para la humanidad.

Tal genocidio ocasionó una reacción social creciente, al punto de que al celebrar su primer aniversario, 8 y 9 de junio de 1929, el régimen teocrático aportó un mártir estudiantil, Pérez Bravo, a la causa popular, acabando con el poco prestigio y apoyo que le quedaba al despreciable mandatario.

Ese inspirador presidente sumió al país en una crisis grave, sobre todo por el enorme endeudamiento externo y el saqueo despiadado de nuestro erario y nuestras riquezas por inversionistas extranjeros, garantizado con el uso de las armas oficiales contra el pueblo.

Placebo pacificador
Tanto abuso y la ruina inminente, obligaron al cambio del régimen conservador, con un clamor popular de carácter histórico.

En esa oportunidad, las clases dominantes se inventaron el gobierno de “Salvación Nacional”, mediante una propuesta nacida en Medellín, a mucho honor.

Al efecto, trajeron al embajador en USA, el liberal bendecido por el Imperio, Enrique Olaya Herrera, para que enfrentase dos candidatos conservadores, el general Vásquez Cobo y el poeta Guillermo Valencia.

Esta maniobra de la división conservadora, en sí misma, fue una manera sutilísima de ceder el poder teocrático al abominado liberalismo, tan aborrecido por los jerarcas católicos como la masonería y el comunismo.

Les dejaron la “papa caliente” de sacar el país de la crisis. Y los liberales lo lograron, dando inicio a un período menos cavernario (1930-46), que los historiógrafos denominan “República liberal”.

A Olaya (1930-34) lo siguió López Pumarejo (1934-38), quien repitió en 1942 pero se vió obligado a renunciar en 1945. Lo remplazó Alberto Lleras Camargo, hasta 1946, cuando le entregó el poder a los conservadores, tras un breve recreo espiritual de 16 años.

De 1938 al 42 gobernó Eduardo Santos, dueño del influyente periódico El Tiempo y ancestro de Juan Manuel y Francisco; actual vicepresidente, éste, y futuro presidente, aquel, si no hallamos la forma de impedirlo.

Teócratas recalcitrantes
De todas formas, las oligarquías retardatarias resolvieron acabar con ese experimento temerario, capaz de despertar conciencia de dignidad en los borregos sometidos a la ignorancia, el analfabetismo y el fanatismo extremo, desde siempre.

Esa domesticación se la habían impuesto a los aborígenes los conquistadores y colonizadores españoles, mediante la fuerza y el terror.

Constituía la herencia más valiosa y el mérito supremo de la Iglesia Católica, promovida por los muy católicos reyes españoles, desde Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, pasando por el monstruo moral Felipe II, hasta llegar al Fernando VII que perdió sus colonias americanas.

Pero los liberales pretendían darles educación a esos seres inferiores, cuya gran felicidad es creer que en la otra vida van a vivir al lado de Dios, pero si y sólo si en ésta les sirven sin condiciones a sus superiores en autoridad, dignidad y gobierno (militares, curas, políticos y gentuza de esa)

Esas convicciones teológicas garantizan su docilidad en las manos de sus amos. Y también garantizan su brutalidad para negarles a los demás humanos sus derechos, si no comparten sus dogmas absurdos pero “sagrados” e incuestionables, según les han hecho creer.

Los convencen de que defenderlos hasta con la vida es una obligación del creyente, como lo vemos diariamente en los países invadidos por USA, Afganistán e Irak, donde cualquier fanático se ata una bomba a su cuerpo y la hace explotar entre una multitud de inocentes.

Maniobras de camanduleros contra masones
Ante el temor cierto de perder esa capacidad de alienación que les permite a los lobos mantener sus privilegios, los trogloditas resolvieron recuperar el poder, durante el segundo período de López Pumarejo, para reimplantar su teocracia, refrendada con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948.

Para derrocar a López, primero intentaron un golpe de Estado que falló. Entonces, guiados por el perverso Laureano Gómez, genial alumno de Goebbels, aprovecharon la codicia de “el pollo”, como le decían al primogénito del destacado presidente.

El sagaz abogado se enriqueció por cuenta de la expropiación de los activos alemanes debida a la guerra. Les propuso devolvérselos si le pagaban una comisioncita del 50%.

Logró coronar su negociado, matando de la envidia a sus pares que se lo cobraron a su padre, reemplazándolo con Alberto Lleras Camargo.

Este famoso dentón finalizó el período constitucional del gobierno liberal para entregarle el poder al conservatismo representado por el paisa Mariano Ospina Pérez, un delfín de tanta prosapia como López.

La teocracia fue restablecida, pero generó la aterradora Violencia de los 1950 hasta que, de nuevo, los oligarcas tradicionales salieron al rescate, después de que las medidas extremas de los gobernantes conservadores para vencer la insurgencia liberal fracasaron.

Laureano no pudo derrotar esas guerrillas, viéndose obligado a renunciar. Lo reemplazó Urdaneta Arbeláez, pero pronto comprendieron que la guerra liberal los desbordaba y también se les estaba saliendo de las manos a los caciques liberales.

La jerarquía católica, amangualada con los líderes conservadores, resolvió ofrecerle la dictadura al militar boyacense, católico confesional, Gustavo Rojas Pinilla, quien la ejerció desde 1954 hasta 1957.

El generalísimo fundó la agencia de espionaje al servicio de la presidencia, el DAS, para afianzar su poder personal, y, aperado con grupos asesinos como los “pájaros” (conservadores y camanduleros) aliados a la policía “chulavita”, obtuvo algunos éxitos relativos contra las guerrillas liberales, como la desmovilización y posterior asesinato del legendario Guadalupe Salcedo. Pero no logró derrotar la violencia.

Sin embargo, demostrando ser tan previsivo como Uribe en sus ocho añitos como cabeza del ejecutivo, aprovechó para crearse una clientela política propia, a través de la labor social de “la capitana”, su hija María Eugenia, lo que le sirvió cuando los oligarcas resolvieron castigarlo y hasta arrebatarle sus derechos políticos, después de haberlo utilizado. Ya se sabe: “así paga el diablo a quien bien le sirve”.

Triunfo laico: la dictadura compartida
Esta vez, para librarse del monstruo que habían creado, los dos partidos tradicionales, protagonistas de tantas guerras civiles en el s.XIX, tuvieron que renegar abiertamente de la teocracia católica.

Ante el fracaso, la arrogancia y la ambición del dictadorzuelo, resuelto a seguirle los pasos a Perón, los ya mencionados Alfonso López y Laureano Gómez, enemigos ideológicos mortales, hasta entonces, resolvieron pactar, mediante el llamado Frente Nacional, el saqueo del país.

Acordaron turnarse el ejercicio de la presidencia en cuatro períodos de a cuatro años, distribuyendo milimétricamente, sólo entre los dos partidos tradicionales, las “canonjías” o cargos públicos de los que se nutren las clientelas electorales y sus “representantes” elegidos.

Este pacto abiertamente dictatorial, dio pié para que las guerrillas liberales sobrevivientes se declararan en subversión contra un Estado tan antidemocrático, según los patrones ideológicos del liberalismo doctrinario.

También motivó al díscolo “pollo” López a fundar el MRL, inicialmente llamado Movimiento Revolucionario Liberal aunque, cuando se “reconcilió” con su clase social, cambió lo de “revolucionario” por “reformista” o algo inclusive más insípido, que no recuerdo.

En el terreno popular, “Tirofijo”, guerrillero liberal desde fines de los 40, organizó a sus compañeros campesinos y pronto creó la guerrilla comunista de las FARC para contrarrestar las amenazas de exterminio.

En el gobierno de Guillermo León Valencia (el hijo del poeta) sucedió que Álvaro Gómez Hurtado, fogoso senador, como lo había sido Laureano, su progenitor, intentó exterminar a las FARC, conformadas por campesinos díscolos cuya actitud era intolerable porque sentaba un precedente funesto para las oligarquías.

Los aterraba que se rebelasen contra sus amos tradicionales, quienes les habían arrebatado a los españoles el derecho a ejercer la “dictadura activa” sobre sus pueblos, desde las epopeyas de la “Independencia”, doblemente centenarias en este 2010.

Esos fatídicos 16 años del aristocrático y excluyente pacto, se iniciaron con Alberto Lleras Camargo, en 1958. Continuaron en 1962 con Guillermo León Valencia. Luego vino el furibundo Carlos Lleras Restrepo (Lleritas para los oligarcas), en 1966, quien le entregó la presidencia a Misael Pastrana Borrero (el papá de Andresito), en 1970.

El régimen mafioso y neoliberal
Este último cambio de mando permitió que la dictadura del Frente Nacional fuera reemplazada por la incipiente de la mafia y el neoliberalismo, como conclusión del aristocrático y excluyente pacto de los dos partidos tradicionales.

El trascendental cambio fue parido por Lleritas, quien le robó al pueblo su triunfo electoral, en la persona del traidor venal, godo recalcitrante y supersticioso, Gustavo Rojas Pinilla, para entregarle la presidencia a Pastrana.

Con el huilense presidente comenzó a florecer la economía mafiosa. Durante su cuatrienio, los capos enriquecidos con la “bonanza marimbera” desarrollaron un apetito por poder político bastante notable y persistente.

Cuando se introdujo la mucho más rentable cocaína, se empeñaron en conseguirlo a como diese lugar.

Entre los miembros de las llamadas “clases emergentes” conformadas por los nuevos y asombrosamente ricos capos de la droga, andando el tiempo surgió el matón despiadado, Pablo Escobar Gaviria, quien no dudó en establecer un régimen del terror para alcanzar sus objetivos.

También quiso poder político, y para lograrlo sobornó a todo el que consideró que le servía; pagó por asesinar policías, cuando se sintió perseguido; bombardeó inmisericordemente dónde y cuándo le provocó; amedrentó a todo el que se le atravesó o consideró un obstáculo.

Finalmente, después de haber tenido presidentes como Ernesto Sámper Pizano, acusado abiertamente de ser un presidente de la mafia que avergonzó a las clases tradicionalmente dominantes; llegó el que pactó la refundación de la patria con los parapolíticos y paramilitares, Andrés Pastrana.

Dilema del poder: tradicionales o emergentes
Pero el poder de los emergentes ha alcanzado la cúspide con Álvaro Uribe Vélez, de estirpe y relaciones mafiosas por todos conocidas después de ocho años de escándalos abundantemente documentados y, por tanto, absolutamente innegables.

La tragedia para las clases dominantes tradicionales es que se han visto subyugadas por sus iniciales defensores de la “Mano Negra” o “Escuadrones de la muerte” al servicio del régimen (Convivir, AUC, paramilitares de derecha, en fin), que crearon para que las protegieran de la subversión (FARC, ELN, etc.).

Con consternación, los más legalistas ven cómo se pierde todo respeto a las reglas que en el pacto de saqueo alternado eran unas barreras reconocidas para la codicia del gobierno de turno, de modo que no se pisaban mutuamente las mangueras. Procedían como bomberos disciplinados.

A medida que el régimen mafioso ha reemplazado al frentenacionalista, las clases dominantes “tradicionales” han sido penetradas, cooptadas, copadas y, muchas veces, desplazadas del poder por las “emergentes”.

Como éstas son mucho más inescrupulosas y menos respetuosas de las apariencias, propias de la teocracia y de otros hipócritas más civilizados, el marco constitucional y legal se ha relajado hasta un extremo insoportable, con las ejecutorias de Álvaro Uribe Vélez.

Este demagogo insigne no ha tenido inconveniente en desconocerlo y adulterarlo a su capricho. Prevarica desde su primer día de gobierno, con excusas tan abusivas como las “razones de Estado” que arguyó, sin ningún fundamento legal, para decretar arbitrariamente la libertad de Granda, el llamado “Canciller de las FARC”.

Buscaba congraciarse con Nicolás Sarkozy y confirmarle al mundo que era un servidor incondicional de las derechas internacionales, lo que le mereció la amistad de Bush, refrendada con medalla, para despejar dudas.

Lo tiene sin cuidado pasar por encima del poder judicial y usar a sus anchas el parlamentario, ya mayoritariamente subordinado, sin mayores consideraciones a nuestro ordenamiento legal.

Así como arruina la patria en lo económico y social, pretende privarla del único resto de civilización que todavía no han podido derrotar a pesar de esfuerzos tan grandes como el de Belisario asando a la Corte Suprema de Justicia.

Por eso, no tiene inconveniente en terciar en el debate electoral a favor de su “gallinita”, ni de criticar públicamente a los jueces que se han atrevido a acusar a Aranguren, uno de sus directores del DAS que le rendían cuentas a algún fantasma imposible de identificar aunque les ordena a los funcionarios chuzar teléfonos, espiar rivales y violar derechos.

Según las fantasías del gurú, compartidas por sus fanáticos y defensores interesados, ese ignoto fantasma es el verdadero responsable de todas las irregularidades cometidas por los subordinados de Uribe, quien no responde por nada, aprovechando que los furibistas lo consideran intocable y por encima del bien y del mal.

Por eso no tiene inconveniente en salir a descalificar a quienes se atreven a cuestionar sus métodos. También exige impunidad para quienes los implementan, como Aranguren con chuzadas (en el DAS) y espionaje económico (en la UIAF) y el general Padilla de León con los falsos positivos.

Éstos los ordenó el otro intocable: Juan Manuel Santos, el Ministro de Defensa que, es lo normal, le rendía cuentas a su propio jefe por sus actos; aunque su jefe de nada se enteraba, como es lógico bajo la neolengua uribista que pone el mundo al revés, según lo manifestó algún ex secuestrado por las FARC.

Ese líder tan osado, que sólo responde por sus osadías de dientes para fuera, y que basa todo su poder en la impunidad que ha disfrutado desde su inclusión en la lista Clinton, por lo menos, está desesperado por doblegar a la Corte Suprema de Justicia para reunir en manos del furibismo todos los poderes. Sueña con seguir gobernando, a lo Putin en Rusia, después de que Juan Manuel quede de presidente.

Su costumbre de engañar campesinos lo lleva a confundir al zorro que le hizo el cajón aprovechando sus influencias en USA y en la gran prensa, Juan Manuel Santos, con sus ingenuos adoradores resueltos a dar su vida por el mejor presidente que ha tenido la patria, digno de que Bolívar le limpie las botas, según les parece y él se lo cree, enceguecido por su vanidad inflamada.

Ninguno parece entender que el único chivo expiatorio cuyo sacrificio puede calmar a la comunidad internacional es Uribe, y que la oligarquía tradicional no tiene inconveniente en sacrificarlo para recuperar su hegemonía en el ejercicio del poder contando con algún respeto.

Así como utilizaron a Rojas Pinilla, ya le sacaron a Uribe sus mejores jugos y no lo necesitan. Ya pueden aprovechar que el combate a los subversivos se los ha quitado Uribe a los paramilitares, convirtiéndolos en simples narcotraficantes.

En ese sentido, el neoliberal Mockus representa un esfuerzo desesperado por recuperar la presidencia, adelantado por lo más rancio de esas clases dominantes tradicionales que no admiten a las emergentes, como si lo hacen sectores más degenerados, como el representado por los Santos.

El lituano defiende la “legalidad democrática”, pisoteada por la “seguridad democrática” con la que Álvaro Uribe sustituyó las garantías constitucionales para todos los ciudadanos, reconociéndoselas sólo a algunos privilegiados. En eso consiste su genial política de los “tres huevitos”, que anula cualquier ilusión de legalidad.

Consecuencias populares
Paralela al surgimiento del poder mafioso, la traición de la voluntad popular que protagonizó Lleras Restrepo generó una conmoción social que las oligarquías no han encontrado manera de controlar.

Poco contribuyó a calmarla que el M-19, surgido como reacción a esa canallada, se haya desmovilizado y reincorporado a la vida civil.

Y jamás la controlarán, pues no están dispuestos a remediar sus causas. Más bien las alimentan sin cesar.

Su afán es enriquecerse todo lo que puedan antes de que el pueblo les arrebate el poder. Su codicia les impide entender que sus crímenes no quedarán impunes. Así confirman su naturaleza psicópata, su estupidez incurable y su decadencia definitiva.

En los estertores del régimen criminal, en trance de perpetuarse si los colombianos resultamos albergando una mayoría de canallas resueltos a permitirlo, tenemos la oportunidad de generar un movimiento cívico que obligue a Mockus a comprometerse con un programa acordado abiertamente por todos los ciudadanos que deseen participar en su discusión.

Para eso sirve Internet, más que para darle un respaldo incondicional por sus bellas nalgas, según le parecen a Jaime Bayly.

Esperanza democrática contra caos
Dentro del respeto a la legalidad que evite justificar una intervención USAna para fortalecer y defender la dictadura neoliberal y mafiosa, disponemos de menos de 15 días para iniciar una lluvia de ideas alrededor de unos criterios fundamentales, como la defensa del patrimonio común, de la riqueza pública, de la dignidad y del respeto de sus derechos humanos para todos.

Un compromiso, definitivo y central, sería el rechazo contundente a la invasión USAna a las siete bases que, a su antojo y conveniencia, les cedió el dictador “legalizado” como “presidente” durante ocho años por sus criminales congresistas.

Únicamente se justifica votar en caso de que la ciudadanía se interese, y participe de verdad, en identificar los problemas fundamentales para incorporarlos en un programa de gobierno, preciso y obligatorio, que le cierre las puertas a la arbitrariedad y a los caprichos como criterio para gobernar, tan característicos del nefasto Álvaro Uribe Vélez.

Si Mockus, ese clavo caliente pero honesto, se compromete públicamente a adoptarlo y cumplirlo, sin extralimitarse, votar por él sería favorable para los intereses populares y de la patria.

Su primer acto de gobierno sería empoderar al ciudadano del común, sin ninguna discriminación, para intervenir en la implementación del programa ciudadano, acordado por todos y aceptado por el candidato (lamentablemente neoliberal pero, al menos, ajeno a la mafia, según parece)

En caso contrario, la abstención parece la alternativa más sana porque el voto en blanco no tiene la virtud de descalificar a los dos contendientes, aunque sea mayoritario. La Constitución postula como presidente al que saque más votos, sin importar, en este caso específico, la cantidad de votos en blanco.

Realmente, lo importante sería empezar a trabajar ese programa de origen ciudadano.

Para irlo elaborando de una manera democrática de verdad, no conviene restringirlo ni es necesario apresurarse. Aunque sería excelente aprovechar la agilidad maravillosa de Internet para sacarlo antes del 20 de junio, a fin de poder presentárselo al combo de Mockus, que aparenta ser tan democrático y abierto a la participación ciudadana.

De todos modos, lo esencial es exponer todas las ideas, discutirlas con profundidad y someterlas a la aprobación libre de los ciudadanos, hasta adoptar las decisiones por consenso o, como éste es algo casi utópico, por mayorías calificadas (siquiera un 80%)

Es hora de reemplazar a los representantes por los representados, pues ya existe la imposible e inconcebible ágora virtual que permite que todos concurramos simultáneamente a las discusiones de los asuntos públicos que a todos nos afectan e interesan.

Nadie tiene derecho a seguir decidiendo por los demás.

Ejemplar fruto del neoliberalismo
Por eso, no hay dudas de que llegó el fin de las sociedades jerárquicas, con sus lacras establecidas por los potentados para disfrutar de privilegios a costa de las mayorías y de la naturaleza.

No les ha importado ser tan negligentes, ineptos, ambiciosos e incapaces de identificarse con la vida y de enmendar los daños que causan.

Son los brutos que imponen su grandeza mediante la violencia, la fuerza, la guerra, y de toda clase de supercherías alienantes que sequen los cerebros y supriman el amor propio.

El caso de los potentados dueños de la British Petroleum Company, ilustra de manera dramática y por todos presenciada, la decadencia definitiva de quienes han posado de superiores ante las masas.

Ellos, todos los que son como ellos, son los que las han sumido en la ignorancia para sojuzgarlas fácilmente, durante el abominable período conocido como Historia.

Ante un daño tan enorme en el Golfo de México, que crece con cada segundo que pasa, es inconcebible que por su interés en continuar explotando los pozos que colapsaron, se hayan dedicado a engañar a la opinión pública, negándose a obturar, tapar o cerrar las bocas que están destruyendo el mar, las playas, los manglares, la vida, a ritmo vertiginoso, con su derrame constante de petróleo.

Sin duda, sin tener que ser “experto”, ni crear comités para disolver las responsabilidades, el sentido común señala que se podrían tapar de una vez por todas con toneladas de materiales sólidos y pesados, como rocas gigantes o contenedores elásticos con cascajo.

Pero los canallas, tomándose todo su tiempo, lo han tratado de lograr con pelotas de golf, con cemento y con lodo.

¡Esos son los indispensables genios decididos a seguir disfrutando de su superioridad mientras se burlan de toda la humanidad.

Siguen convencidos de que sus lavados de cerebro -mediante campañas como las que sabe hacer J.J. Rendón para engañar incautos y ponerlos a votar por sus verdugos, y que Obama denunció, ofendido porque a él también lo están tratando como idiota- nos impiden pensar y reaccionar como seres humanos íntegros, de modo que nunca sospecharemos que tanta demora y tanta desidia por tapar los pozos obedecen al deseo de seguir extrayendo todo el petróleo que puedan comercializar.

Están convencidos de que carecemos de cerebro funcional; que somos incapaces de pensar independientemente; que, naturalmente, somos inferiores, como lo demuestra el hecho de no ser “triunfadores”. Por eso no podemos usar trajes costosos, ni relojes de calidad, ni gente bella.

¡Ojalá estén equivocados, pero es a nosotros a quienes nos toca demostrarlo saliendo a defendernos y dejando de creer sus elementales cuentos, tan embrutecedores.

Aunque ya lograron conectar un adminículo que les permitirá recuperar una buena cantidad de petróleo desde la fuente, lo que les duele de la tragedia es perder el resto.

Les es indiferente que está destruyendo el mar Caribe, y que pronto llegará a todo el Océano Atlántico, si no exigimos que la solución sea inmediata y esperamos hasta agosto, sabiendo que realmente apenas en diciembre (¿el 21 de 2012?) se les habrá ocurrido una solución a sus súper calificados sabios.

Ya no tienen afán porque, como se dijo y aunque el derrame sigue, están recuperando una buena cantidad desde la fuente misma (¡qué tal que la hubiesen obturado!)

Así obtendrán suficientes ingresos para reducir sus pérdidas y pagar por los daños, que son lo que menos los preocupa, sobre todo cuando sus acciones están bajando en la bolsa, lo cual sí es algo importante en la sociedad capitalista, la de los potentados que sí saben lo que es valioso y lo que no.

Eso de que mueran especies o que las consecuencias del crimen se prolonguen en el espacio y el tiempo, los tiene sin cuidado mientras logren conservar la fidelidad de sus clientes a través de las poderosas tretas de la mercadología.

Al efecto, ya editaron un costoso comercial pidiendo perdón y mostrándose sensibles, preocupados, compungidos y hasta arrepentidos.

Es de suponer que así lo han hecho, ya que sus técnicas de sugestión son bastante previsibles, por lo elementales, pues creen que si les agregan complejidad pocos las entenderán, de modo que no lograrían su efecto masivo, tan exculpador y purificador para los farsantes que viven del engaño.

Por eso son tan diferentes a la canalla o populacho, que nada entiende y se conmueve por tonterías como unos pájaros llenos de petróleo que les impide volar y los condena a la muerte. ¡Qué nimiedad! Pero así es el populacho.

Alienación o participación
Ante el desastre internacional, tanto como ante el riesgo inminente de que la dictadura mafiosa y neoliberal se perpetúe en Colombia, el tiempo apremia, sobre todo ante el primero, pues el daño a la naturaleza es escandaloso e imperdonable.

Ante el segundo desastre que amenaza a los colombianos, no podemos esperar el triunfo de Chucky para intentar defendernos y reivindicarnos como seres humanos con derechos acá en la tierra,.

Los exigimos y merecemos independientemente de que merezcamos salvarnos o nuestro destino sea el infierno, por pecadores e irreverentes, o por haberle rezado al Dios equivocado, uno de calidad inferior, no como el poderoso Yahvé.

La alternativa es perpetuar la seudo teocracia inventada por José Obdulio, en la cual dios es Uribe Vélez, su amado primo.

En ella, el mismo JOG es un Juan Bautista que precede al Mesías, y que ejerce como gran sacerdote de la religión de los tres huevitos mafio-neoliberales: Seguridad democrática, Cohesión social y la que en esta non santa trinidad representaría al padre: Confianza inversionista.

Amistades peligrosas
Incidentalmente, con la favorable influencia de J.J. Rendón, la neolengua se ha vuelto ágil, según lo indica el cambio del término “cohesión” por el de “política” en la pata “social” del macabro trípode.

Como que comprendieron que el huevito de la “Cohesión social” es tan inverosímil como la afirmación de que en Colombia no existe una guerra civil prolongada de la que hay abundantes testimonios históricos desde hace sesenta años, por lo menos.

Sus consecuencias incluyen una dispersión y descomposición social tan evidentes, contundentes, crecientes e infamantes, que sería demasiado cínico seguir denominando “cohesión” el resultado de la política social del régimen mafioso y neoliberal, dedicado a ampliar la brecha social hasta límites demenciales.

Quizás por esas proezas, desde la Semana Santa de 2008, la Iglesia Católica se negó a seguir siendo cómplice del régimen cada vez más descompuesto.

O, de pronto busca que la gente olvide a monseñor Isaías Duarte Cancino, asesinado por asesino, pues era nada menos que uno de los integrantes de los “cacaos” jefes de las AUC, según contó algún capo y lo confirmó Rito Alejo, el general amargado y asustado a pesar de haber sido tan condecorado y bien tratado. Como que siente pasos de animal grande a punto de aplastarlo.

Religión laico mafiosa
Ante el desaire, los funcionarios provenientes del Opus Dei parece que renegaron de su fe original para depositarla toda en el gurú de Salgar, a quien uno de sus rastreros seguidores pretende convertir en senador vitalicio, mientras otros sostienen que es descendiente directo del primogénito de Jesús con María Magdalena.

En la gente decente queda decidir si sigue apoyando al sindicado como narcotraficante por USA, que hace años lo incluyó en la lista Clinton. Se trata del mismo que creó las Convivir con Pedro Juan Moreno a quien, según el mismo Rito Alejo, lo helicopterizaron por atacar al nuevo dios.

Este par de angelitos del infierno, donde el criminal Pedro Juan espera a su gemelo AUV, establecieron en Urabá, cuando el último fue gobernador de Antioquia, entre 1995-97, un régimen del terror que no ha cesado y que ahora pretenden que sólo se le endilgue y cobre al franco Rito Alejo.

Se trata de un personaje a quien basta mirarlo para saber que es incapaz de cometer los crímenes que se le imputan, según sostuvo Fernando Londoño Hoyos, el accionista espurio de Invercolsa que Uribe nombró como su primer Ministro del Interior, estando inhabilitado para ocupar cargos públicos por su estafa al Estado, y otros delitos.

Una defensa similar se ha hecho para favorecer a otros altos mandos militares. Con descaro se desconocen los hechos y se desestiman las pruebas y los testimonios de los dolientes y de las mismas víctimas, buscando declarar inocencias y consagrar impunidades a punta de retórica falaz, capaz de atemorizar a los jueces y confundir a la opinión pública.

Actualmente, con tan antijurídicos recursos se pretende librar de responsabilidad por los “falsos positivos” a uno de su instigadores o, al menos, por su posición jerárquica, directo responsable, el general Freddy Padilla de León.

El furibista hereje
Volviendo al demagogo tramposo, Fernando Londoño, su cargo lo esperaba Pedro Juan para sí mismo. Consideraba que era suyo por derecho propio, que Uribe se lo debía. Pero no se lo otorgó porque consideró que su imagen estaba muy quemada.

Eso humilló y enfureció a Pedro Juan, quien era otro de los “cacaos” que desde hace años, reeditando las prácticas de la teocracia, se atribuyen el derecho a decidir quien vive y quien muere en Colombia.

Como se trataba de un hombre bastante soberbio y bien abonado, se dedicó a destruir al traidor Uribe con recursos como su revista La Otra Verdad, mediante cuyas denuncias indujo destituciones y renuncias de burócratas delincuentes y furibistas (perdón por el pleonasmo) que no le caían bien, y a quienes conocía de sobra.

Así procedió unos cuantos meses hasta que los furibistas, cuando se lanzó al Senado, comprendieron que tenían que salir de él.

Esos crímenes de Estado son inevitables. El daño que les hubiese podido hacer, anunciado con anticipación y claridad, fue su sentencia de muerte; prácticamente, un suicidio, como todos sospechamos y Rito alejo nos confirmó, “sin querer queriendo”, como la perversa Chilindrina del régimen asesino.

Importancia de tu voto
Considerando lo que nos espera si no nos defendemos, la situación exige que los ciudadanos decentes -ajenos al narcotráfico, el paramilitarismo y la parapolítica, pero que han creído que Uribe es un gran señor y el mejor presidente, como se han empeñado en inculcarnos los medios de manipulación de masas al servicio del régimen nefasto-, reaccionen, vean la realidad, reflexionen y dejen de ser “idiotas útiles” de los astutos potentados interesados en seguir engañando y abusando.

Desde luego, los criminales votarán por Santos y harán todos los fraudes que se les ocurran. En consecuencia, si los ciudadanos decentes se abstienen de votar por él, podremos conocer el grado real de penetración de la mafia en la sociedad colombiana.

¿Será que ya alcanzaron la mayoría absoluta?

Cada uno es libre de hacer lo que quiera o más le convenga, aunque no parece sensato ayudar a perpetuar un régimen que asesina al pueblo, les quita a los pobres para darles a los ricos, y nos va a dejar en la ruina al entregarles todas nuestras riquezas a potentados extranjeros.

También les entrega las empresas industriales y comerciales de carácter público, que producen ingresos indispensables para aforar el presupuesto y evitar un alza exagerada en los impuestos, porque muchas son de una rentabilidad superior y garantizada.

Tal lo era Telecom para el Estado y lo es ahora para los españoles dueños de Telefónica. Y tal lo es y lo sigue siendo la súper rentable Isagén para los colombianos, aunque por corto tiempo, si el neoliberalismo sigue campeando, como lo auguran Santos y Mockus.

Al menos, ya Uribe les sugirió que vendan otra parte de la rentable ECOPETROL, para reducir el enorme déficit fiscal que les dejará como herencia, después de haber derrochado como un jeque petrolero durante ochos inolvidables años.

Cualquiera sea la decisión que cada uno tome, ya no se puede alegar ignorancia sobre lo que está en juego, ni a lo que juega cada jugador.

¿Será que esperamos impávidos que se cumpla la venganza del “pollo” López, incubada desde 1945, cuando su padre fue reemplazado por Alberto Lleras Camargo y el vástago ofendido se propuso arruinarles la hacienda a sus colegas aristocráticos, tan envidiosos?

Falta poco para quedar tan devastados como el otrora paradisíaco Haití. Ese es el futuro que nos augura la república mafiosa y neoliberal. Sólo la presencia activa de los ciudadanos concientes podrá impedirlo y cambiarlo por uno luminoso.

Si no es ahora, ¿cuándo?

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